domingo, 20 de febrero de 2011

Gracias.

Gracias,
Por cada vez que levantas la copa en un ritual en mi nombre y en el nombre de quien soy dentro de un ritual mágico. Por cada guiño y cada piedra luna que sale de tu boca para hacerla nuestra.
Gracias
Por tus mañanas, por tus tostadas, por el cafe siempre recien hecho. Por las risas que pones en la vida de una sacerdotisa a veces cansada de caminar sola. Por estar siempre cuando miro al otro lado del camino. Por lo mucho que me haces valer.
Gracias
Por tus letras, por cada una de las frases que construyes para mi. Por tus adjetivos, siempre amables, por no medir las palabras cuando discutimos, por medirlas también, por Vereda, por Quintaesencia, por tus blogs, por el encaje de bolillos que hace que cada vez que hables de coser me ponga a pensar en tus caderas, por devolverme la pluma y el papel y ser a veces la pantalla en blanco donde deshago mi alma para encontrarme de nuevo.
Gracias
Por tu pelo, por tu piel, por tus ojos mirandome dandome el agua que me falta, por tus manos siempre firmes, por tus pies que nunca huyen y siempre responden a las trincheras de la vida. Por tu boca, que recorre mi cuerpo y se funde en la mía y construye susurros que me hacen olvidarme de quien soy y solo pensar en fundirme en ti. Por tus caderas, de serpiente, que insinuan y perviente los movimientos en su punto justo para volverme loca, una vez más.
Gracias,
Por tus caricias, por tus silencios, por tus palabras.
Te amo.

1 comentario:

  1. Gracias por los largos paseos a caballo, por los besos a oscuras y la luz del día. Por la paciencia que muestras al aguantar mis silencios, mis días grises, por caminar siempre y buscar la forma de que siga caminando aún cuando ya no tengo ganas. Por devolverme la risa cada día. Te amo.

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