domingo, 25 de diciembre de 2011

El aire temblado llena de tibio amanecer tus despertares, los mios también que dichosa yo, me levanto cada día a tu costado, sacrificando dias que me reconcilian con un mundo que hace mucho tiempo di por perdido. Tu, tan pequeña eres la razón de querer ser grande, donde reposa mi alma para tomar fuerzas. Tu, mi pequeña, tu.
Cuanto te ha costado saberte dueña de la cama en la que ahora reinas, cuanto tiempo ha pasado para encajar las piezas de un puzzle que ya sabíamos montar. Y de nuevo me sorprendo aqui, abriendo la caja donde guardamos los sueños con la misma sonrisa pícara de hace unos años. Me muerdo la lengua para no contarte lo que viene y que te cojan las sorpresas en la próxima esquina mientras son tus curvas las que despisten mi cordura. Me columpio en tu perfecta nariz, aterrizando en tus labios y aún no se con quien firmé algún pacto tan bueno para que seas tu quien me acompaña cada amanecer.
Ya terminó la pesadilla y ahora sabemos lo que pasaba. Solo queda permitirte soñar de nuevo con un futuro que nos enseñe a remendar almas. Traspasar la puerta que nos aleje del miedo, mantener la sonrisa cuando vengas las tormentas que intenten derribarnos. Ya casi son dos años preguntandome que he hecho para merecerme una sola de tus miradas y tu me has dado la respuesta esta mañana sin artícular ni una sola palabra.
Como siempre...

lunes, 5 de diciembre de 2011

Cuando...

Y de nuevo volverás a brillar entre sus calles...
Volverás a sonreir en Stanted, de esa forma con la que saludas tu casa, y me harás sonreir de paso a mi al contemplarte tan contenta. De nuevo saldremos fuera y fumaré un cigarro mirando al horizonte, donde se mezclan cielo y tierra y los limites parecen tan difusos que no existen. Como los nuestros.
Otra vez cogeremos el Terravisión y  despertarás cuando lleguemos a tu barrio y ya que estamos mantendré mis ojos abiertos hasta que el Gran Ben nos salude con sus discos dorados volando por la ciudad. El Tamesis se asomará al encuentro, con su serpenteante mirar y su agua calmará una piedra que lleva mucho tiempo demasiado seca.
Entraremos en el laberinto maldito y bendito a la vez. Y bajaremos en Victoria. Los autobuses de dos pisos seguiran donde han estado siempre y tu volverás a ser feliz. Se iluminará en tu cara la chispa que solamente ese caos sabe encenderte. Me enamoraré otra vez de Sant James park, de tu mano, de la mano de Alex y como testigos las ardillas nos robaran la comida para sellar nuestros besos. Porque esta vez no hay que esconderse y no hay que pasar desapercibidos. El parque es nuestro, la ciudad también. 
Pasaran los días y la libertad se apoderará de nosotros. No habrá más incendios en nuestra vida y la fluidez nos embargará de una sensación que vale más que cualquiera de los tesoros de la reina. Me llamarás pijo, te llamaré canija y entre tes y copas rotas montaremos un pasado para entender un presente y construir el mejor de los futuros, si es contigo.

Candem esperará al fin de semana y los caballos fantasmas, relincharan de alegría al volver a verte. Alli estarán en sus puestos enanos, la china de siempre, detectando que realmente somos dos guiris más y ofreciendonos comida casi como una mamá, tenedor en mano, suplicandonos abrir la boca. "Plobád Plobád".  Mientras que en la planta de abajo, nos esperan entre estanterías cubiertas de polvo Virginia Woolf y Charles Dickens tomandose un té en los establos disfrazados de cafetería, donde tu amiga la galleta de Jengibre espera deseosa que regreses. Los mercados de ropa antigua maquillaran nuestra alma de colores y podremos sin más volver a ser nosotras.

Cuando caiga la noche y las luces de Picadilly amenicen los cantos extraños de aquel chico que es capaz de hacer mil instrumentos solo con la boca y el frio cale hasta los huesos y la lluvia nos inunde los pies. Cuando volvamos a echar de menos los carros de caballos, las risas de Jane o la mala ostia de tu hermana. Cuando me cuentes de tu vida alli, de tus sueños perdidos de la mano de aquel tio estúpido, cuando me digas lo sola que estuviste y yo te cuente lo mucho que te busqué. Cuando Hyde Park te regale los dos escasos rayos de sol que vas a ver en el próximo mes mientras te cobran 2 libras por sentarte una hora y aún asi las pagas con una sonrisa en la boca. Cuando nos montemos en el metro y comencemos a hablar bajito camuflandonos cuando veamos españoles para pasar desapercibidas. Cuando sientas ese puto nudo en la garganta de saberte en casa y cojas fuerte mi mano para saber que lo hemos conseguido, entonces, te diré, bajito en el oido.

Disfruta amor, disfruta de tu Londres.
James/Kaia.